El XXIII Simposio Nacional de Estudios Clásicos se propone reflexionar
acerca de la relación entre ciudadanía y poder
político. Cada uno de estos conceptos
tiene un anclaje histórico, pero también una dimensión legal. La dicotomía atraviesa el pensamiento occidental desde los sistemas políticos
de Grecia y Roma y llega hasta hoy. Se han dado distintas respuestas a este
vínculo que no puede definirse de manera unívoca, en tanto constituye un
problema complejo en el marco de las ideas democráticas antiguas y actuales.
Los conceptos de ciudadanía y de poder
en el mundo antiguo recibieron tratamientos diversos. La ciudadanía fue
entendida como una identidad entre otras o como la identidad dominante, sin
embargo puede advertirse un principio de articulación e, incluso, de
cooperación, fincado en la pluralidad. De este modo, representa tanto el estatuto jurídico que sirve de soporte al conjunto
de derechos de los que puede disfrutar un individuo, como el ámbito de
definición de las virtudes públicas. La ciudadanía se puede identificar
así con el autocontrol democrático y con la capacidad de autogobierno de los
sujetos mediante la participación activa en la esfera pública. Por otro lado, el poder político, en lugar de ser pensado sólo como una
forma de dominación, puede explicarse, en el mundo antiguo, como la capacidad
de actuar concertadamente.
De esta manera, la ciudadanía está en
conexión indisoluble con las ideologías relacionadas con el poder, pues, en el
marco de la civitas y de la polis, el ser humano participa y actúa
en el escenario público en tanto ciudadano político.
El
XXIII Simposio Nacional de Estudios Clásicos tiene el agrado de convocar al
debate sobre la relación entre ciudadanía y poder político, desde su
surgimiento histórico en Grecia y Roma hasta la época actual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario